Si insiste en que su TV viejo sea la pantalla para jugar videojuegos, vea cómo hacer la conexión

 Partamos de algo lógico, o ilógico -tal vez-, si tenemos presupuesto para tener una consola de videojuegos de generaciones recientes, cuyas conexiones son cien por ciento digitales, ¿cómo no vamos a tener para una pantalla que tenga un puerto de conexión digital? Pero resulta que es así, queremos que las consolas nuevas se puedan conectar en los televisores gordos del mundo analógico.

Lo cierto es que es posible hacer ese matrimonio. Y para lograrlo se necesita de un dispositivo que sea capaz de convertir las señales digitales que emite la consola en señales analógicas, que son las que el televisor es capaz de reconocer.

Dicho dispositivo se llama convertidor de HDMI a AV. El nombre es muy diciente. Y, de hecho, así los suelen etiquetar en sus carcasas: HDMI2AV. Esta caja es el eslabón entre la consola y el televisor.

Desde la consola, la única manera de sacar la señal del videojuego es a través de un cable HDMI. No hay más posibilidades, no tiene otras posibilidades de conexión hacia el exterior, solo su puerto HDMI. El convertidor tiene puerto HDMI receptor. Es decir, en ese puerto va el cable HDMI que sale desde la consola.

El televisor, mínimo, debe tener un puerto de conexión AV. Si carece de puerto AV, ya la conexión se complica (habría que incluir más herramientas). Salvo los televisores que únicamente tienen entrada coaxial, la gran mayoría de televisores analógicos que aún subsisten en las casas, sí tienen, al menos, un puerto AV, que se identifica por estar marcado con los colores amarillo, blanco y rojo.

Este puerto AV es el que se va a ocupar con la conexión. El tradicional cable de tres puntas de colores irá conectado en ese puerto y la otra punta en las salidas AV de los mismos colores que tiene la caja convertidora.

El HDMI2AV necesita de corriente para poder funcionar. Su voltaje es de 5V. Lo que significa que hay que tener cuidado si no se utiliza un adaptador de corriente propio para este dispositivo.

Una vez hechas las conexiones, desde la consola, hasta el televisor, pasando por la de corriente, no hay que hacer más. No hay que modificar las configuraciones, ni de la consola, ni del televisor.

En algunos casos lo que sí habrá que modificar es la configuración de colores en la pantalla del televisor, ya que los videojuegos utilizan miles de combinaciones de colores más que las que la pantalla es capaz de mostrar, entonces pueda que algunas imágenes se vean saturadas o con aberración en los tonos. Fenómeno que se puede subsanar con el ajuste en la configuración de colores del televisor, ya sea utilizando las preestablecidas -para los que las tienen- o haciéndolo de forma manual.

Y listo, así quedan vinculados consola digital con televisor analógico para el único propósito: jugar. 

PD: Aunque con la cantidad de aplicaciones que tienen las nuevas consolas, también se podría asumir la consola como un centro multimedia que de cierta forma puede convertir al televisor analógico en un televisor smart.

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